martes, 30 de noviembre de 2010

oriolano XI














Oración



Dios te salve María: os adoro. Pero más a lo demonío que a lo ángel. Sabéis que muchas veces me pregunto: “¿Será el culo de la Virgen como el de las pavas? ¿En qué lugar del cielo tiene la Virgen su retrete? ¿Templará la Virgen el arpa del peine, como mi madre, que rasca hasta su última cuerda para buscar los piojos extraviados? … Perdonadme… perdonadme. Pero yo no puedo, no, vestirme de viudo riguroso. No puedo sostener, afeitado, un ojo más en mi cabeza. Pasar de incógnito por la vida esto qie llevo siempre de puntillas y por desbravar. Siempre en el meridiano. En demasía, tiro de mí mismo uncido a mis deseos de arar ante medios campos bajos. A la linde de mi cuarto creciente de más talla. ¡Qué bueno que no soy, María! Virgen que excedida eres de gracia. Yo besaría, con besos de yesca encendida guarnecidos de pecados, el zarzal de trenzas azaradas de tus dedos cruzados; tu boca neta.












Yo… ¡pecador de mí!, ¿qué voy a decir?, yo, luego de manosear la palidez de los carrillos de tu corazón en tu camisa, iría, contrario al cielo, a formarte un nudo, que sólo se podría desenlazar a los cinco menos dos más seis de soles. Perdonadme, perdonadme. Pero no puedo dejar que se malogre mi plural y barbimorena sangre. No puedo silenciar el alterno colmillo que me ha de ayudar a ser varón constante, traduciendo palmeras. Ea pues, Señora. Dejadme reír en este valle de lágrimas, no lejos de los puentes, que no se sabe si han tendido para que pase el tren o para que salte el agua del río a la comba, cerca de los mediodías de los limones menos precarios y amargos, del atardecer de un ombligo moreno. Amén”





LA TRAGEDIA DE CALISTO
[I] Conversaciones, Canciones Vanas -fragmento-




Miguel Hernández









-Paintings and Drawings-






Eloge de la fessée III















*Fotografía: Ray Del Mar


*Modelo: Lucy Dominga




lunes, 29 de noviembre de 2010

xifra VII












Para un par de portugueses que gustan del buen Teatro...
y su corte.







domingo, 28 de noviembre de 2010

humor XVI











Les Luthiers -Educacion sexual Moderna-






Swan II









Leda and the Swan - oil on panel - Fred Enaudi





Un gemido doliente entre la alheña,
un rítmico suspiro en el helecho,
musgo y pluma por sábana del lecho,
por dosel hoja, por almohada peña,

y la lujuria tiene como seña
violar mujeres y violar derecho
y ley y norma, y un hermoso pecho
sabe el pecado y el pecado enseña.

Trasciende de la fonda un olor suave
a sagrados ungüentos, y una queda
música, contenida y cadenciosa,

y el blanco cuerpo de la bella ave
y el blanco cuerpo de la bella Leda,
bajo el peso del cisne temblorosa.



Divertimento erótico

Carmen Jodra Davó (Madrid, 1980)










sábado, 27 de noviembre de 2010

Cyborg















kumi












Montaje de kumimonster -la modelo- de una sesión fotográfica con
Gilles Berquet/Mirka Lugosi







viernes, 26 de noviembre de 2010

Bettie V























Leone Frollo
Kiss comix nº 12






masque XIII


















*Fotografía: Dafna Aizenberg - Flickr -





jueves, 25 de noviembre de 2010

Black Kiss VI














Black Kiss: I - II - III - IV - V






Erato IV





















Se mueve despacio y piensa en la cara de Niki Lauda mientras le baja los pantalones a su compañero eventual. No hay una vía para el deseo esta noche, independientemente de lo cual va a metérselo todo en la boca y luego se pondrá de rodillas, a aguantar el capricho de sus embestidas por cualquiera de las puertas que a ella no le corresponde elegir.



Dentro de la caja (Inédito)

Aurora Pintado (Miajadas, Cáceres, 1981)





miércoles, 24 de noviembre de 2010

corsé XVII












Sofia Loren y Peter Sellers
The Millionairess – La millonaria, 1960






esclava XLIV














The slave market, 1853 - oil on panel

Jean-François Portaels (Belgian, 1818-1895)






martes, 23 de noviembre de 2010

sex doll XIII
















*Fotografía: Lazarus Walking





odalisca XLIV













odalisque, 1845 - oil on canvas
Natale Schiavoni (1777 - 1858)







domingo, 21 de noviembre de 2010

tatoo VII

















*Fotografía: S+S Photography
*Modelo: Pandore Rose




rue99







































































Show Image -Chi Lum-






sábado, 20 de noviembre de 2010

Amor severo II






Me encontraba en agradable compañía.













Venus estaba frente a mí, sentada ante una gran chimenea Renacimiento. Esta Venus no era una mujer galante de las que —como Cleopatra— combatieron bajo ese nombre al sexo enemigo. No; era la diosa del amor en persona.
Recostada en una butaca, removía el fuego chispeante que enrojecía la palidez de su rostro y los menudos pies, que acercaba a la llama de vez en cuando.
A pesar de su mirada de estatua, tenía una cabeza admirable, que era cuanto yo veía de ella. Su divino cuerpo marmóreo le cubría un gran abrigo de pieles, en el cual se envolvía como una gata friolera.

—No comprendo, señora —dije—. En realidad no hace frío; hace ya dos semanas que llevamos una encantadora primavera. Estará usted nerviosa, sin duda.

—Buena está la dichosa primavera —contestó con voz opaca, estornudando después de una manera deliciosa—. No puedo apenas sostenerme y comienzo a comprender...

—¿Qué, gracia mía?

—Comienzo a creer en lo inverosímil y a comprender lo incomprensible.
Comprendo ahora la virtud de los alemanes y su filosofía, y no me asombra que ustedes, en el Norte, no sepan amar, sin que parezcan dudar siquiera de lo que es el amor.

—Permitidme, señora —repliqué con viveza—. Nunca le he dado a usted ningún motivo. La divina criatura estornudó por tercera vez y levantó los hombros con una gracia inimitable. Luego dijo:

—Por esto soy siempre graciosa para usted y hasta le busco de tiempo en tiempo, aunque me enfríe cada vez, a pesar de todas mis pieles. ¿Te acuerdas aún de nuestro primer encuentro?













—¿Podré olvidarle? Teníais espesos bucles pardos, ojos negros, boca de coral... Os reconocí en los rasgos de la cara y en la palidez de mármol. Llevabais siempre una chaqueta de terciopelo azul violeta guarnecida de piel de ardilla.

—Sí; ¡qué encaprichado estabas con aquel vestido y cuan dócil eras!

—Vos me enseñasteis lo que es el amor, y el culto divino que os consagraba me transportaba dos mil años atrás.

—¿Y no te guardé fidelidad sin ejemplo? —Ahora se trata de eso.
—¡Ingrato!

—No quiero hacer ningún reproche. Habéis sido una mujer divina, pero siempre mujer, y en amor, cruel como todas.

—Es que tú llamas cruel —replicó con viveza la diosa de amor— lo que constituye precisamente el elemento de la voluptuosidad, el amor puro, la naturaleza misma de la mujer de entregarse a lo que ama y de amar lo que le place.

—¿Qué puede haber más cruel para quien ama que la infidelidad del ser amado?

—¡Ay! —contestó—. Somos fieles en tanto que amamos; pero vosotros exigís que la mujer sea fiel sin amor, que se entregue sin goce. ¿Dónde está ahora la crueldad, en el hombre o en la mujer? Las gentes del Norte concedéis demasiada importancia y seriedad al amor. Habláis de deberes donde no hay otra cosa que placer.

—Sí, señora. Tenemos sobre ese punto sentimientos respetables y recomendables, y, además, sólidas razones.











—Y siempre la curiosidad, eternamente despierta y eternamente insaciada, de las desnudeces del paganismo; pero el amor, que es la mayor alegría, la pureza divina misma, eso no les conviene a ustedes los modernos, hijos de la reflexión. Les sienta mal. En cuanto se hacen ustedes naturales, se ponen groseros. La naturaleza les parece una cosa hostil y hacen de nosotras, rientes genios de los dioses griegos, de mí misma, un demonio. Podéis desterrarme, maldecirme, hasta inmolarme al pie de mi altar en un acceso báquico; pero alguno de vosotros habrá tenido el valor de besar mis labios purpurinos. Vaya, por esto, peregrino a Roma, descalzo, con cilicio, esperando que su bastón florezca, mientras que a mis pies surgen a cada instante rosas, mirtos y violetas que no dan su perfume para ustedes. Quedaos en vuestras nieblas hiperbóreas, entre vuestro incienso cristiano, y dejadnos reposar bajo la lava, no nos desenterréis, no. Pompeya, nuestras villas, nuestros baños, nuestro templo, no se hicieron para ustedes. ¡Ni siquiera necesitáis dioses! ¡Nos helamos en vuestro mundo!

La hermosa dama de mármol tosió y levantó sobre sus hombros la oscura piel de cebellina.










*Fotografías: Helmut Newton y Jeanloup Sieff
*Modelo: Charlotte Rampling

Les Femmes Heretiques














































Nombre comercial de los fotógrafos
Romina Raffaelli and Stefano Marini







viernes, 19 de noviembre de 2010

draps II























































Trapos y adornos de Josselin Guichard






Cine Exin XVIII


































Donde quieras…

No importa…


Ya sabes.