Todos somos las almas
que buscan una salida,
que nos alejen
de estos infiernos nuestros,
calientes y, a la vez,
tan temerosos y fríos.
Fuiste imán de mi desdicha,
la ofensa desconocida.
Un río misterioso, sin sedimento apenas
ni raíces profundas.
¿Por qué no vuelves amor,
a colgarte de mi brazo?
En busca de una señal voy,
días después de una huída.
Luz Casal
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