miércoles, 1 de diciembre de 2010

Laudo XXXI













No es mi capricho
sino mi tarea,
en mi lugar, los ocres del otoño.
Te veo y me complace
aprender a mirarte,
es el dolor una palabra diluida
donde se baña el discurso de tu cuerpo,
quién sabe sabe qué elegimos,
quien piensa que no importa.
Desde mi creación
tú te recreas,
solamente una letra nos separa
mientras nos une a la verdad,
un compromiso

Dominación


Pilar Martín



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