viernes, 28 de mayo de 2010

oriolano V













Con tus pechos porosos y mollares,
colmilludo licor en apogeo
de astar tu corazón y mi deseo,
edificansus norias los collares.

En tus pechos cuajados en los mares
de más brutal espuma que yo veo
amontonan su lácteo parpadeo
las derramadas vías estelares.

Pongo mi corazón ante estas asyas,
huracanadamente deseoso
de verme herido y encunado en ellas.

Y sólo con sus límites desgastas
y desordenas mi arterial reposo
rozándome con cúmulos de estrellas.




Ay-eterno [233]




Miguel Hernández






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