martes, 19 de mayo de 2009

Artesanos de la fantasía I









Muchos hemos soñado con la libertad: poseerla, tomarla, otorgarla; siendo el sueño, de las cosas humanas, la más compartida y la libertad, de los bienes, el más raro.
Pero el sueño también es por definición un engaño i la libertad, una utopía. Entonces ¿quienes son estos seres singulares, extraños, excéntricos, perversos que se permiten la realización del sueño y la libertad del placer?. Efectivamente, las personas que toman la palabra en este libro se entregan en su mayoría, bajo formas distintas, a la búsqueda de lo imposible, con un solo objetivo: el placer.
Pero quien dice libertad también dice su contrario -el poder- y su violación. Estos hombres y mujeres, desde el reino de la paradoja, viven y asumen de buen grado el poder o la sumisión; la práctica del sadomasoquismo es para ellos, ante todo, una relación de poder libremente consentida, escogida y deseada.











El sadomasoquismo también es, a imagen del alma humana, de una complejidad infinita: al mismo tiempo construcción de una amalgama de deseos y tentación de una aventura.
He aquí de nuevo la paradoja: no se puede edificar sin reglas ni aventurarse sin riesgos. Desviando la finalidad misma del poder -el orden- para arriesgarse al placer estos “artesanos” tienen la posibilidad de elegir un camino, códigos, conductas, pautas y reglas antiguas (Amo-esclavo), reconstruyendo una imagen de sociedad singular cuya organización nace de lo que se acostumbra a llamar el desorden de los sentidos.
También se les denomina transgresores por liberarse de la hegemonía, desarticulándola y jugar con sus propias reglas. ¿Como definirlos, aquellos que son a la vez vigilantes y prisioneros, gatos y ratas, señores y esclavos, amos y siervos?.
Todos escogen la osadía del placer, a veces la temeridad del vértigo, con el mismo gusto por el juego: juegos de representación, de leyes, de compromisos, de luces y sombras, de amor y de azar… juegos de vida y de muerte. Apuestas para descubrirse a uno mismo y al otro, desvelar los miedos, espantar los fantasmas, desnudos, en un viaje secreto.









Como en toda aventura, existen peligros. Aquí no se trata con ejecutores de bajas obras del orden establecido u otros verdugos acreditados, sea cual sea la ideología que los ha engendrado. Tampoco hay sitio para los violadores o los desequilibrados, este montaje del poder tiene como consecuencia evidente desactivar todo abuso.

Esto no quiere decir que estos seres estén desprovistos milagrosamente de las pulsiones de crueldad que cada uno de nosotros guarda en su interior. Todos sabemos, desde que Rousseau lo proclamaba equivocadamente, que el salvaje bueno es una utopía. Solo basta mirar el mundo para convencernos. Quiere esto decir que si uno es sádico, dominante o Amo y, se le reconoce, también se le pide, como consecuencia, un control y un dominio de estas pulsiones.


Si hay una edad de la vida en la que el juego existe plenamente es en la infancia. Las personas entrevistadas podrán aparecer como nostálgicas. Nostálgicos de la propia infancia o de aquella, mas oscura y ancestral de la historia del hombre. Seguramente, por eso, algunas de sus prácticas evocan escenas de una época primaria y, esencialmente, lúdica.

También se hablara, a menudo, de amor. Someter sin reserva el propio cuerpo y el espíritu a los caprichos de alguien, otorgarle las llaves de la propia libertad, ¿acaso no son, los más bellos regalos que uno puede ofrecer?. Y aquel o aquella que los recibe, ¿no es el poseedor de la más grave y aterradora declaración de amor? ¿No debe, desde el momento que acepta este don, protegerlo, preservarlo como el más precioso de los tesoros?.

En lo que tiene de absoluto, la aventura sadomasoquista en el amor se junta a otra búsqueda, la del -Amour Fou- tan estimado por los surrealistas y del cual André Breton hablaba en estos términos:

"Siempre que este amor responda en todo a su calificación de pasional, abre las puertas de un mundo donde, por definición, ya no hay lugar para el mal, la caída o el pecado”.












Traducción libre al castellano del prólogo de:


Artesans de la fantasia
enquesta sobre el sado-masoquisme de Jean Streff
Llibres de l'Index, Barcelona, 1990





*Esculturas: Allen Jones




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