Alaben otros
tu dormida belleza,
la suavidad de tu piel en reposo,
la medida perfección de tus miembros.
Yo no he venido a eso,
he venido tan solo a penetrarte
por el pecho y por la espalda,
como un puñal atraviesa
el agua transparente
y se hunde y se pierde
en el pozo sombrío.
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