viernes, 29 de mayo de 2009

Lectoras XVII







Al terminar la sesión

El spanking es extraordinario y siempre deja bellas marcas. El bondage, una obra de arte. Las pinzas, un juego vistoso muy interesante y con muchas posibilidades. La puesta en escena es deliciosa. El vestuario fetichista, casi imprescindible, y al llegar al clímax, la realización perfecta de una sesión, pero… ¿y después qué?
Como siempre las prisas son malas compañeras de viaje en el BDSM. Un lugar inapropiado, un tiempo excesivamente limitado, nos llevan a la situación de que a veces no merece ni siquiera la pena abrir la maleta con los instrumentos o vestirnos de los mas fetichista. El tiempo y el lugar influyen mucho en lo cómodo que podremos sentirnos. Estar pendientes del reloj es un rollo que limita y encorseta excesivamente la escena.


[…]
Hay dos detalles a tener en cuenta tras una sesión: el estado físico y el emocional.





Estado físico

Una sesión BDSM puede dejar agotados tanto al amo/a como al sumiso/a. por eso hay que tener en cuenta ese tiempo apropiado para la recuperación final de una escena. El tener 15 o 20 minutos, más o menos, lógicamente depende de la situación de cada uno y como se sientan, es esencial.

Una sesión puede haber sido perfecta, satisfactoria en todos los sentidos, tanto en castigos como en las humillaciones o en las situaciones, pero nunca te fíes de tu experiencia. Haz preguntas sin cortarte en ninguna, no sólo cómo se siente físicamente o si le duele una zona mas que otra. Observa si hay marcas, cortes, arañazos o cardenales y decide si algunos de ellos necesitan algún cuidado o limpieza. Puede ser que con la excitación o la dulzura del momento se pasen por alto estos detalles físicos. Mírale a los ojos, si las pupilas están muy dilatadas o su tamaño es normal, escucha bien las palabras de tu sumiso/a, si son palabras raras o sin coordinación…, es importante estar alerta a todos estos detalles. Una ducha, un baño caliente, una comida ligera, una cabezadita o simplemente un momento de charla o silencio, abrazados o apoyado el sumiso/a sobre su amo/a para sentir es contacto esencial, son muy beneficiosos antes de dejar el lugar donde se desarrolló la sesión, ayudando a esos momentos de transición del mundo del BDSM a la realidad.

Estado emocional

En una sesión BDSM no sólo está en juego el cuerpo físico, sino que casi siempre se entra en el terreno emocional y mental, que a veces se oculta o no se tiene muy en cuenta al acabar la sesión.

Deberíamos tener en cuenta muchos factores cuando estamos en plena escena con nuestro esclavo/a, incluso pasadas practicas BDSM del sumiso/a en las que experiencias negativas dejan un peso importante en la parte psicológica y de humillación durante la sesión. Hay emociones y sentimientos muy fuertes, como el miedo, la excitación, el nerviosismo, la adoración, la entrega, la sumisión, la dominación… es normal que para salir de ese estado en el que nos hemos introducido, al que las endorfinas nos han transportado, se necesite una transición gradual para volver al mundo real de sensaciones. Las expresiones de afecto físico como abrazar, acariciar, besar o charlar, pueden aliviar a ambos partenaires. Esas palabras casi susurradas, donde hablamos de cómo ha ido la sesión y qué se ha sentido en general o en determinados momentos y ante ciertas disciplinas, nos pueden proporcionar, no solo información, sino un placer, posiblemente, casi tan intenso de unión y complicidad como durante la misma sesión.




"Las reglas del juego: el manual de BDSM"

José Luis Carranco Ediciones B, 2008



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