miércoles, 6 de enero de 2010

El camello









El camello se pinchó
con un cardo en el camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.

Baltasar fue a… repostar
más allá del quinto pino…
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su “Longinos”.

-¡No llegamos,
no llegamos,
y el Santo Parto ha venido!

(Son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido).

El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va despeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.

Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
-Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.

A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!

Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.

Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.

-No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero – repitió el Niño.

A pie vuelven los tres reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.









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