martes, 9 de junio de 2009

La condesa sangrienta I












Vivíamos en Estiria, en un castillo. No es que nuestra fortuna fuera principesca, pero en aquel rincón del mundo era suficiente una pequeña renta anual para poder llevar una vida de gran señor. En cambio, en nuestro país y con nuestros recursos sólo habríamos podido llevar una existencia acomodada. Mi padre es inglés y yo, naturalmente, tengo un apellido inglés, pero no he visto nunca Inglaterra.
Mi padre servía en el ejército austriaco. Cuando alcanzó la edad del retiro, con su reducido patrimonio pudo adquirir aquella pequeña residencia feudal, rodeada de varias hectáreas de tierra.
No creo que exista nada más pintoresco y solitario. El castillo está situado sobre una suave colina y domina un extenso bosque. Una carretera angosta y abandonada pasa por delante de nuestro puente levadizo, que nunca he visto levantar: en su foso nadan los cisnes entre las blancas corolas de los nenúfares.
Dominando este conjunto se levanta la amplia fachada del castillo con sus numerosas ventanas, sus torres y su capilla gótica. Delante del castillo se extiende el pintoresco bosque; a la derecha, la carretera discurre a lo largo de un puente gótico tendido sobre un torrente que serpentea a través del bosque.





Así empieza Carmilla, obra de Joseph Sheridan Le Fanu publicada en 1872. La primera referencia en la literatura de una mujer vampiro -personaje inspirado en la vida y obtas de la condesa Báthory-, un cuarto de siglo antes de que apareciera Drácula, que sigue siendo el referente indiscutible de toda historia vampírica.
La novela de Le Fanu nos trasladaba a un remoto castillo de una región llamada Styria. Allí vive Laura con su padre, aislada del mundo entre las gruesas paredes de la fortaleza.
Un día, un carruaje se accidenta en las proximidades del castillo y el padre de Laura decide cuidar a la pobre chica que viajaba en él. La joven se llama Carmilla -texto completo-.




























El fotógrafo granadino afincado en Barcelona Gustavo López Mañas ha hecho de Carmilla una impactante adaptación gráfica.

López Mañas quedó seducido por el relato y decidió construir su particular visión de la historia a través de fotografías complementadas con ilustración digital, cuyo resultado se acerca más a la ilustración realista que a una fotografía, haciendo borroso el límite que separa ambas disciplinas. La obra cristaliza en imágenes el espíritu decadente, erótico, macabro y romántico del libro.








Para la creación de su personal Carmilla, el fotógrafo ha contado con la colaboración de su esposa y también de su hermana, Vinila Von Bismark (Dj, cantante burlesque y fetish performer), intengrante de Krakovia.




Carmilla (Ediciones Glénat)

Una adaptación gráfica de
Gustavo López Mañas


Premio Lux de Oro 2008







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