IMPUDICIA es tu nombre, mujer. Vienes a mí
desnuda, palpitante, abierta de deseos
sin una leve sombra de pudor, decidida,
en la propia lujuria de tu cuerpo moreno.
Haces lo que te pido. Como una humilde esclava
mirándome de frente, me muestras lo que quiero
y ya en la ardiente proximidad de la carne
me besas locamente, sin esperar mis besos …
¡Mujer, mujer desnuda! ¿En qué rincón, en dónde,
tienes la permanencia loca de tu secreto?
Te lo he buscando en todas partes, te he recorrido
todo…por todas partes…hasta el fin. No lo encuentro…
desnuda, palpitante, abierta de deseos
sin una leve sombra de pudor, decidida,
en la propia lujuria de tu cuerpo moreno.
Haces lo que te pido. Como una humilde esclava
mirándome de frente, me muestras lo que quiero
y ya en la ardiente proximidad de la carne
me besas locamente, sin esperar mis besos …
¡Mujer, mujer desnuda! ¿En qué rincón, en dónde,
tienes la permanencia loca de tu secreto?
Te lo he buscando en todas partes, te he recorrido
todo…por todas partes…hasta el fin. No lo encuentro…
“Libros de amor”
Juan Ramón Jiménez
*Fotografía: Günter Blum
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