miércoles, 16 de junio de 2010

Necrofilia















Ahora es quietud la angustia de tu vuelo,
ya el nailon de tus muslos ha callado
y el muy alto tacón de tu calzado,
a tres dedos de él no araña el suelo.

Contra tu injusta muerte me rebelo.
Se han ido todos ya y nos han dejado.
Desciendo tu cadáver con cuidado
suelto las ligaduras y te velo.

Escucho, aún, tu estrangulado grito
al caer en la horca, no caduca
el frío horror de aquella aguda nota.

El negro capuchón no te lo quito,
no quiero ver tu rostro ni tu nuca,
congestionado el uno, la otra rota.














Poemas del amor cruel
José Alcalá-Zamora












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