Son los zapatos de tacón delicia
del ojo varonil. Un tacón fino
y alto, de aguja, es un placer divino
si la mujer lo calza con pericia.
Cuanto más alto, más es la codicia
con que lujuria al sexo masculino.
Tacón alto y tobillo cristalino
de nailon, droga son que al hombre envicia.
El tacón alto, con su tintineo,
su espalda echada atrás, su contoneo,
es lo más y mejor del erotismo.
Y, aliándose a las medias, perfecciona
la pierna a la mujer y proporciona
su esbeltez, coin un toque de sadismo.
Poemas del amor cruel
José Alcalá Zamora
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