Entre la lectura y los escritos, el pensamiento.
"El erudito" de Andre Martins de Barros. óleo sobre tela
La chica respiraba con dificultad bajo el voluminoso cuerpo de Satake. Él se restregaba contra ella, agradablemente cálida y pegajosa; pero en cuanto el cuerpo de la joven empezó a enfriarse, Satake se sintió como si estuvieran enganchados el uno al otro. Ella se debatía entre el éxtasis y la agonía. Satake puso sus labios sobre los de ella para acallar sus gemidos, ya no sabia si de placer o de dolor, e introdujo los dedos en la herida que él mismo le había abierto en el costado. Sangraba copiosamente, y la sangre teñía sus genitales de un rojo atroz. Quería adentrarse más, fundirse con ella. Cuando Satake estaba a punto de correrse, separó sus labios de los de la chica, quien le murmuró al oído:
- Me muero… me muero…
Satake todavía podía oír su propia voz diciendo: “Lo siento. Es demasiado tarde…”.
- Me muero… me muero…
Satake todavía podía oír su propia voz diciendo: “Lo siento. Es demasiado tarde…”.
“OUT” de Natsuo Kirino. (Fragmento)
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