En julio de 1962, el joven fotógrafo Bert Stern logró capturar en tres sesiones un retrato inusualmente relajado y natural, cercano y directo, sensual y lúdico de Marilyn Monroe.
Unas semanas más tarde estaba muerta. Lo que había comenzado como un homenaje de ocho páginas a la estrella de la pantalla en la revista Vogue se convirtió en un obituario.
Marilyn's Last Sitting - Bert Stern, 1962
Música: 'The light gave us away' de Harold Budd & Hector Zazou
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